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ʟᴏsᴛ ɪɴ ʙʟᴏᴏᴅ ᴀɴᴅ ᴘᴏᴡᴇʀ

ʜɪꜱᴛᴏʀɪᴀ.: Bienvenido

ʜɪꜱᴛᴏʀɪᴀ.

Nos encontramos en el reino de Durkheim, en el año 1492 de Nuestro Señor. 

Durkheim se conformó como reino después de las invasiones del siglo IV bajo el reinado de la dinastía de los Wittelsbach, que vencieron a los habitantes nativos del lugar y donde se asentaron. A partir de entonces, los monarcas Wittelsbach se preocuparon por transformar el ejército, la justicia y la educación; crear una flota, fortificar ciudades y fundar grandes escuelas para los hijos de los nobles y de los hombres libres y ricos. Pero nunca pusieron mucha atención sobre el pueblo para mejorar sus condiciones de vida. Sus reformas sentaron las bases, que permitieron a sus sucesores heredar la corona y reinar después de sus progenitores.

Durante un largo intervalo de paz, se pudo organizar la cultura monástica y la evangelización del reino; y se produjo un gradual desarrollo de las tradiciones impuestas por los nuevos habitantes. La actividad misionera propagó el Cristianismo, llegando los misioneros a predicar en los pueblos, donde se construyeron grandes iglesias y catedrales para la adoración de Dios.

Sin embargo, la paz y prosperidad que habían conseguido los Wittelsbach se vio interrumpida nada más que hace sólo veinte años.

En 1472, mientras las nuevas tierras de América eran descubiertas, en Durkheim había un vacío de poder. Las responsabilidades y tareas que como monarca correspondían a Hal, habían acabado por aburrirle. En su lugar se encargaba lord Rotherwood de dirigir el reino como mano derecha del rey. Él se encargaba de convocar el consejo privado para discutir los asuntos de gobierno, de atender las peticiones de los súbditos de la Corte, de mantener el tesoro del Rey a salvo, entre otras muchas cosas. Sólo cuando requería la firma del rey acudía a él. Mientras tanto, Hal ocupaba la mayoría de su tiempo al acecho de presas, en el bosque con su ballesta o en el lecho con ya sabéis qué. Descuidaba tanto los asuntos del reino como familiares, pues ni su esposa o sus dos hijas parecían ser de su interés. Sólo cuando era necesario engendrar un heredero el rey visitaba la alcoba de la reina. 

Ante la indignación de los nobles del país por el vacío de poder, fueron muchos los que empezaron a reunirse en secreto para cambiar la situación. Lord Rotherwood en un principio se había negado a rebelarse en contra de su rey a quien fielmente había servido, sin embargo, su hermano mayor se encargaría de que cambiara de opinión. Pues veréis, lord Rotherwood y su hermano mayor son parientes del rey y tienen un ancestro común. Por lo que ese pretexto ya les daba derecho también a la corona, así que ya tenían a quien sentar en el trono y hacer que pareciera legítimo en vez de usurpación.  

Para manchar aún más la reputación del rey y ganarse el apoyo del pueblo, lord Rotherwood hizo que el monarca firmase una orden de ejecución pública a unos plebeyos por crímenes menores. Pronto la indignación se sintió entre el pueblo llano y con ella la lucha por el poder empezó. Rotherwood y su hermano, junto con parte de la nobleza del reino, irrumpieron en el castillo donde pretendían obligar al rey a abdicar su trono con el fin de evitar una guerra civil. Pero en toda corte los secretos vuelan de un lugar para otro, en este caso hasta los oídos de la reina que se apresuró a avisar a su esposo. Ante la ira del rey, ella le aconsejó no actuar aún y esperar a que los hermanos llegaran al castillo donde los podría hacer detener y castigar. Los dos hermanos se presentaron respaldados por otros nobles y soldados, así que os podéis imaginar cómo acabó aquello. Cuerpos sin vida tirados en el suelo, sangre en las alfombras, todo destruido. Empezaba la guerra. Dos bandos dividieron el reino, a padres e hijos, a hermanos y amigos que lucharon como enemigos durante largos meses. Algunas batallas se ganaron y otras se perdieron, pero el momento decisivo fue durante la batalla de los Dos Reyes. Durante dos horas y media las fuerzas de caballería, infantería y artillería de Rotherwood y el rey lucharon hasta que este último cayó al suelo. El hermano mayor de Rotherwood cayó también en batalla así que él ya no podía sentarse en el trono, por lo que pasaría a su hijo, el que sería su sobrino y después rey de Durkheim. 

La guerra terminó en ese suelo regado de la sangre de sus hombres, y los soldados alzaron su voz al unísono de ‘’ ¡Larga vida el rey James!” “¡Larga vida al rey James!” Las noticias llegaron volando a la corte donde la reina, entonces reina viuda, esperaba la vuelta de su esposo. Tan pronto recibió la noticia de su muerte partió con los pocos fieles hacia el convento donde había dejado a sus hijas por seguridad, para horror de ella ya que el edificio se encontraba en llamas. Rotherwood se anticipó a la reina porque había llegado a sus oídos que las pequeñas princesas se encontraban ahí. Ahora que el rey estaba muerto y era su sobrino el siguiente a la corona, no podía dejar herederos que justificara otra rebelión. Cabalgó con hombres de confianza e irrumpieron a la fuerza para llevarse a las princesas, pero ante la negativa de la abadesa, ordenó a sus soldados matar y quemar. Cuando encontró a las niñas de apenas cuatro y dos años a las que había visto y crecer delante de él, no pudo hacer lo que tenía que hacer. Las tomó en sus brazos mientras la voz de su hermano no abandonaba su mente “no podemos dejar herederos, no podemos dejar herederos” y las llevó consigo a una de sus haciendas vacías hasta que supiera qué hacer con ellas. Vivas estaban pero la madre, que se encontraba embarazada, tuvo que partir fuera del reino para refugiarse pensando que habían sido asesinadas. Durante los siguientes veinte años, el duque de Rotherwood, entre otros títulos que ahora posee, volvió a tomar su posición de mano derecha del rey, su sobrino. Ante la muerte de su hermano mayor en la guerra, se hizo cargo de su educación con el resto de sus propios hijos. Él se volvió su guía y prácticamente gobiernan juntos el reino. 

Tras el levantamiento, el gobierno de James fortaleció de nuevo el reino en lugar de debilitarlo. Aunque fue realmente su tío, el duque de Rotherwood quién se encargó de ello. Durante los siguientes años tuvieron que hacerse cargos de algunas rebeliones porque aún había nobles que no aceptaban al nuevo rey, pero aún así el gobierno de los D’Anglevoix se caracterizó por ser generoso con la Iglesia y conciliador. Fueron duros con sus enemigos, muy duros durante la guerra, pero tras el paso de los años han intentado suavizar las medidas para mantener a los nobles a raya.

El rey James y su tío, el duque de Rotherwood, tienen aún un problema pendiente por resolver. Tras la muerte del rey Hal, su esposa, la reina viuda, huyó fuera del reino hacia el exilio. La reina se encontraba embarazada durante su partida, pero el duque de Rotherwood se encargó de que no se llevara a las dos princesas con ella, así que las sacó del convento donde se suponía que su madre las había dejado para su protección. Las monjas fueron asesinadas, el edificio quemado y las princesas tomadas para ser separadas. Se dejó creer que habían perecido en el incendio, pero en realidad el duque no pudo matarlas. Por muy duro que fuera el duque, no pudo hacerles daño a las niñas. Las separó y encargó su cuidado a familias de su confianza. La reina viuda cree que sus hijas murieron y tras todos estos años guarda mucho rencor por lo ocurrido. Se refugió en la corte del reino de Navarra con lejanos parientes donde tuvo a su hijo.

Los espías de James y su tío no han sido capaces de localizarla hasta ahora cuando les llegó la noticia de que había tenido un hijo varón. El secreto está entre ellos dos, pero si la noticia llega a más nobles será muy probable ver los campos de Durkheim empapados de sangre otra vez por otra guerra. Sobre todo porque el rey James aún no ha tenido heredero de su matrimonio, por lo que su reino es inestable. Por suerte su primo, el primogénito del duque de Rotherwood, es el siguiente en la línea sucesoria. Pero es muy probable que haya algunos que quieran ver a los Wittelsbach de vuelta en el trono.

El reino sigue dividido e inestable, las intrigas y secretos forman parte de la corte real y nadie es digno de confianza. Todos miran por sus intereses y lealtades. Aunque toda lealtad tiene un precio.


¿Estás listo para unirte? 


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ᴛʜᴇʀᴇ ɪꜱ ᴀ ᴘʀɪᴄᴇ ᴛᴏ ᴘᴀʏ ɪꜰ ʏᴏᴜ ᴠᴇɴᴛᴜʀᴇ ɴᴇᴀʀ ᴛʜᴇ ᴛʜʀᴏɴᴇ.

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